En el libro “Los orígenes de la cocina poblana” de Jesús Manuel Hernández describe a la gastronomía poblana como una historia apasionante, y no es para menos, ya que hace unos días Puebla fue designada como la “Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica” desde 2022 hasta junio de 2023; que entre sus múltiples opciones culinarias está el platillo que por tradición a través de generaciones ha estado presente en momentos importantes en la vida de cada una de las personas…el Mole Poblano.
En el México prehispánico existían variedad de alimentos elaborados con chiles de diferentes tipos, por ejemplo: las salsas eran parte del menú mexica. Los aztecas preparaban para la gente importante un platillo llamado “Mulli” (salsa), mezcla compleja de ingredientes que incluían el chocolate y varios chiles como son: Ancho, Mulato, Pasilla y Chipotle Meco.
Tras la llegada de los españoles surgió una amplia gama de recetas culinarias fusionando las culturas española e indígena. Gran parte del éxito de la cocina mexicana se debió al gusto que tomaron los indígenas por las especias que trajeron los españoles integrándolas al tradicional “Mulli” naciendo la inigualable propuesta mestiza que hoy conocemos como Mole.
El más famoso de los moles es el Mole Poblano, creado en la cocina del convento de Santa Rosa por la monja Sor Andrea de la Asunción en 1680 para agasajar al Virrey Tomás Antonio de la Cerda y Ragón Conde de Paredes y Marqués de la Laguna.
El Mole Poblano es sin duda uno de los platillos estelares de la cocina mexicana, resultado de un proceso culinario iniciado en la época prehispánica y perfeccionado durante el reino español de la Nueva España.
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